"Cuando la ansiedad es muy intensa, duradera, interfiere en nuestras actividades cotidianas "
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La inclusión de la meditación en nuestra rutina conlleva múltiples beneficios para nuestro organismo, como son el alivio del estrés, la reducción del ritmo cardíaco, el control de dolores crónicos y la bajada de la presión sanguínea; así como mejoras para nuestra salud mental, relacionadas con el desarrollo de nuestra conciencia, lo que ayuda, entre otras cosas, a la memoria, la concentración o la atención. Gracias a ella podemos conseguir controlar nuestro nivel de ansiedad y el desarrollo de sus síntomas, ya que su práctica activa zonas del cerebro que regulan las emociones y reducen la creación de pensamientos de carácter negativo. Hay que iniciarse de una forma gradual y progresiva (con unos 10 o 15 minutos al día es suficiente) para que el efecto no sea el contrario y nos produzca más agobio que alivio, ya que, como todo ejercicio, requiere de su entrenamiento y lleva un tiempo implementar un hábito.
"Cuando la ansiedad es muy intensa, duradera, interfiere en nuestras actividades cotidianas "
La ansiedad es, según estudios realizados por la Sociedad Española de Medicina Interna, una de las enfermedades psiquiátricas más frecuentes.
Es una emoción que se puede dar en diferentes grados, ya que nos puede surgir de forma puntual ante una situación concreta que nos genere mucho estrés por su complejidad, peligro, sensación de amenaza, o puede ser una reacción recurrente y frecuente ante cualquier estímulo negativo.
Cuando la ansiedad es muy intensa, duradera, interfiere en nuestras actividades cotidianas limitando su normal desarrollo, o no sabemos cómo gestionarla, se la considera como un trastorno.
Sin duda la meditación produce un cambio en nuestra mente que nos deriva a un estado mucho más relajado y una actividad más positiva para afrontar nuestros problemas y reaccionar de forma adecuada a las influencias externas.
Cuando tenemos ansiedad, tendemos a magnificar los malos momentos o los conflictos inesperados. Una buena forma de minimizar el riesgo de sufrir estas alteraciones es practicar meditación para la ansiedad.
Como una alternativa que apoye a la medicación tradicional, la meditación puede servirnos para aliviar los niveles de ansiedad, ya que esta induce a la relajación, factor importante para prevenir las temidas crisis y alcanzar una sensación de bienestar y paz interior.
Para ello, podemos aplicar algunos trucos que nos ayuden a introducir la meditación en nuestra rutina, llevándonos a un punto de desconexión que nos permita luchar contra la ansiedad, como son cerrar los ojos, respirar y tomarnos unos minutos tranquilos en soledad en un lugar cómodo.
No obstante, antes de comenzar a meditar si padecemos ansiedad, debemos realizar un estudio previo para tener un mínimo de conocimientos previos sobre la materia. Además, es necesario localizar un instructor experimentado o buscar unas clases guiadas, para que nos orienten correctamente en aprender la técnica más adecuada.
Como complemento a esa primera guía, podemos investigar aplicaciones móviles que nos enseñen diferentes ejercicios sencillos y documentarnos leyendo bastante sobre el tema, ya que si sufres ansiedad será más complicado alcanzar ese momento de inflexión necesario para evadir los pensamientos paralizantes y concentrarse en esta práctica.
En definitiva, una sesión de meditación nos puede ayudar a afrontar una situación complicada, pero conseguir que forme parte de nuestro día es la única forma de que produzcamos un cambio real que aperture nuestra conciencia, sustituya los malos pensamientos por ideas positivas y mejore la calidad de nuestra salud mental.
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